viernes, 27 de enero de 2012

Capitulo 1 - Mi vida en Volterra.

Capitulo 1:

Me subí al auto junto con Alexander, y él le indicó al conductor que se dirigiera al instituto, el conductor obedeció y se dirigió a la escuela.

-¿Por qué no abres ya ese sobre emergencia de Cullen?

-No pienso abrir el sobre frente a ti.

-¿Por qué no?-se acercó a mi tratando de darme un beso, pero lo alejé con mis dos manos.

-Por que no, y menos con esa actitud.

-Vamos, Sophia, sé que quieres.-se acercó de nuevo y posó sobre mi pierna su mano, yo retiré su mano de mi pierna, y me pegué lo más que pude a la puerta.

-¡No vuelvas a hacer eso! ¿Entendiste?-él se volteó enojado, puesto que tenía ganas de jugar con una humana, si no, pudo haberlo intentado con Heidi, o Renata.

Finalmente, después de unos minutos de camino, llegamos, un instituto realmente grande, donde se podían ver que entraban y salían rápidamente de él unos jóvenes, unos bajos, otros altos, unas rubias, otras castañas, en fin.

Tomé mi bolso, y antes de que pudiera abrir, Alexander la abrió por mi.

-Gracias.-soné molesta, y él sonrió.

-De nada cariño.-una vez fuera, él cerró la puerta y el conductor se fue.

Ambos pasamos, portábamos ropa normal, no uniformes. Yo con mis ya habituales converse negros hasta las rodillas, y un blusón rojo con chamarra de cuero negra, nada que sobresaliera por mi bien.

Mientras que, Alexander por su parte, le encantaba sobresalir, era para lo que vivía, un atuendo normal, con lentes de sol oscuros. Siempre llamando la atención.

Pasamos hasta la dirección, y Alexander sin hablar, le pedí nuestros horarios.

-Al parecer tenemos todas las clases juntos, señorita.-volvió a hablar Alexander en tono… ¿Sarcástico? ¿Cortés?

-Para mi desgracia, sí, tal vez Aro arregló todo.

-Lo más seguro es que si, pero no te preocupes.-se acercó a mi oído y susurró.-Yo estaré para cuidarte.

-¡Aléjate!-le exigí, y lo aparté con mis manos.-Es enserio, quiero mantener una cierta distancia contigo, no me hace bien estar a tu lado por mucho tiempo.

Él, por su parte, me obedeció, y caminamos hacia nuestras clases.

-Tienes miedo por Alec, ¿Verdad?

-Miedo no, pero no quiero que me tenga rencor por rechazarlo por algo como tú.

-¿Algo como yo? ¿Y qué se supone que soy yo? ¿Un vampiro? Para tu información, niña inteligente, él también lo es, todos los Vulturi lo son, y te recuerdo que los Cullen también lo son, Lilian.-pero me detuve, y lo detuve también a él.

-Tú, no me puedes llamar Lilian, Aro ya lo exigió, para ustedes soy Sophia.

-Yo te llamo como quiera, al fin y al cabo, él no está aquí. Además, Lilian y Sophia son lo mismo, son tus nombres, y son los de tu hermana.

-Te equivocas nuevamente, Alexander, mi nombre es Lilian, no Lilean, nuestros nombres solamente coinciden en Sophia.

-Pero son hermanas finalmente, ¿O no?

-Todavía no he podido llegar a esa conclusión.-paré de hablar unos segundos y continué.-Hermanas, hermanas gemelas según puede decir Alec y Aro, pero no logro comprenderlo, ¿Diferentes padres?

-Tal vez sean preguntas que tú misma debes aclarar por tu cuenta, si se las preguntas a Aro por ejemplo, puede ser que modifique la verdad por no decir una mentira, deberías buscar en libros, o algo así, evidencias que puedas tener…

-No es tan fácil, Alexander, debo saber quién la conoció, dónde y cómo la conoció, podría empezar con Alec, entrando sin que me vea en su cuarto.

-Ocúpate de eso después Sophia, por lo mientras concéntrate en estudiar.

lunes, 3 de octubre de 2011

Capitulo 4: Cuidaré tu sueño/¿Amarte? ¡Ni en sueños!

Una vez, habiendo terminado la fiesta, varios invitados se fueron, y solo quedaban los más íntimos de la familia.
-¿Ahora cuál es el plan? ¿Dónde dormiremos?-preguntó Katherine, pensando por qué no había formulado esta pregunta antes.
Su madre, habiendo escuchado el comentario de su hija, se metió entre la platica de Dorian y Katherine.
-El padre de Dorian me comentó que tiene una cabaña a unos minutos de aquí.-Dorian, maldició el momento en que su padre le había dicho de la cabaña a esa señora chismosa.-¿No es así Dorian?
-Sí, así es, está a 30 minutos de aquí, pero ya es muy noche.-
-Bueno, será mejor que se apresuren si no quieren llegar con contratiempos.-la señora hizo una sonrisa falsa y se retiró de ahí.
-¿Te parece si nos vamos?-preguntó dulcemente Dorian a Katherine, ella asintió pero preguntó de nuevo algo.
-¿Y las cosas?-pero su madre de nuevo interrumpió ahí.
-Las dejaré en el castillo de Escocia. ¡Ah! ¡Perdón! No te lo comenté...-pero Dorian la interrumpió.
-Ya se lo comenté Beatrice.-la señora se quedó con la palabra en la boca, y ante esto Katherine sonrió.
Ambos caminaron hacia donde se encontraba un coche, pero Katherine se detuvo.
-¿Qué pasa?
-¿No llevas ropa?-Dorian asintió, en respuesta de un sí.-Bueno, acompáñame por algo de ropa para mi.-pero cuando tomaba camino Dorian la detuvo.
-No te preocupes, yo ya tengo ropa para ti.-ella asintió, y siguió tomando el rumbo hacia el auto nuevo de los dos, Katherine se subió de copiloto, y Dorian de piloto, ambos se despidieron con la mano de sus familiares y amistades y viceversa, una vez listos, Dorian puso el auto en marcha y empezó a conducir.
Nadie dijo nada durante el camino, eran dos completos extraños en un mismo auto, así que no sabían de que hablar.
A causa de la aburrida plática entre Dorian y Katherine, ella empezó a cerrar un poco los ojos, los abría, y de nuevo los cerraba, hasta que por fin quedaron cerrados, Dorian sonrió, puesto que tenía a una linda chica en su auto, pero no sabía que hacer con ella.
Dorian, tardó en llegar unos 10 minutos más de lo normal, se estacionó, abrió la puerta de la cabaña y encendió las luces, su madre había dejado hermosa -como siempre- su casa.
Se dirigió al cuarto, y vio que ahí seguía la cama en la que habían dormido sus padres, se movió a su cuarto de cuando era pequeño, y sí, todavía seguía igual, se volvió a dirigir al cuarto de sus padres, abrió la cama, encendió la lámpara que se encontraba en una mesita de noche, y se asomó por la ventana, pudiéndose dar cuenta de que alguien trataba de entrar en su coche.
Bajó las escaleras rápidamente, y salió de ahí, encontrándose con un hombre de avanzada edad que trataba de bajar a Katherine del coche. Sí que tenía el sueño pesado.
El hombre, al ver a Dorian, regresó a Katherine a su asiento, y trató de subirse por la otra puerta, pero fue detenido por Dorian, que le dio un golpe en el estómago, el hombre se hizo un poco para atrás, no sin antes echarse a correr.
Dorian sonrió, cerró la puerta por donde el señor quiso pasar, no sin antes colocar seguro.
Se dirigió a la puerta de Katherine, la bajó y cerró la puerta también con seguro, la cargó bien ahora, y se dirigió a la cabaña, una vez dentro, cerró la puerta con seguro, y subió las escaleras hacia el cuarto que habían compartido hace muchos años sus padres.
La depositó con cuidado, y dudó un poco en cambiarla de ropa para que durmiera mejor.
>>No, será mejor que la deje como está, podría pensar mal de mi, y por el momento eso es lo que menos quiero que piense.
La dejó con su gran vestido de novia, y trató de quitarle la crinolina para que hiciera menos bulto. Una vez fuera crinolina, la cobijó y cerró la ventana.
Se quitó su esmoquin de novio, dejó sus zapatos al lado de un closet, y se quitó la camisa, si Katherine hubiera podido admirar eso, quedaría encantada.
Se colocó unos boxers largos y sacó una cobija del armario, acomodó el sillón y se recostó ahí, vigilando el sueño de Katherine, cuidándolo.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Capitulo 3: /Mi otra parte en Hogwarts.

Tenía muchas preguntas en mi cabeza, y sabía que ninguna de ellas iba a ser contestadas por el señor Snape, pero intenté.
-¿Padre?-pregunté, sí, una pregunta tonta.
-Yo no soy tu padre.-dijo con tal frialdad que al momento me arrepentí de hacer una pregunta con solo una palabra.
-¿Entonces por qué el señor de aya...?-pero no me dejó terminar.
-Debiste preguntarle a tu madre.-mientras que seguíamos caminando con rapidez me enojé, y me solté de su agarre.-¿Qué estás haciendo? No tenemos tiempo para berrinches, necesitamos llegar al Callejón Diagon.-se regresó hacia mi y trató de moverme.-Bien, si tu no te vas a mover, yo te moveré.-y tomó de nuevo mi mano, de pronto el vórtice apareció ante mis ojos y llegamos a un lugar, al instante me entraron ganas de vomitar, pero no pude, y me quedé con el amargo sabor.-Ven, que iremos a Gringotts y después a buscar tus útiles.-esta vez dejé que me llevara, ya que si me negaba, lo haríamos a su manera.
Caminamos y caminamos, hasta que pude ver un gran edificio, y pregunté donde era.
-Ahí es Gringotts.
-Sí, pero...¿Qué hay ahí o que?
-Es un banco, donde guardan dinero.
-¡Pero yo no tengo dinero!-exclamé y me detuve, el volvió por mi y me dio una explicación.
-Sí, si tienes, ahí está la herencia de tu madre y de tu padre.-deje que tomara de nuevo mi mano, y seguimos caminando hasta llegar, entramos por las puertas, y al estar dentro pude ver que eran...¿Duendes? ¿Enanos?
Llegamos hasta el frente, donde se encontraba...un duende, revisando y sellando, el señor Snape hizo un sonido, y el duende lo vio, le preguntó su motivo y Snape respondió.
-Necesito entrar a la cámara de los Holt.-el duende me volteó a ver, y luego vio a Snape.-Es la hija de Eva.-el duende asintió, y le encargó a otro duende su puesto, nos hizo una señal para seguirlo, y así lo hicimos, nos subimos a una especie de carrito, y empezamos a descender.
-¿Cómo está tu madre?-preguntó el duende viéndome, pero cuando iba a contestar Snape contestó por mi.
-Ella murió hace algunos años.-el duende agachó la cabeza y se limitó a guardar silencio.
-Disculpe señor duende.-volvió a alzarla.-¿Por qué estamos descendiendo?-él, al instante respondió.
-Tu familia pertenece a una gran familia antigua, y normalmente las cámaras de las familias antiguas son de alta seguridad y se encuentran abajo.
-¿Por eso descendemos?
-Así es.-terminamos nuestro camino y bajamos del carrito.
Llegamos hasta donde se encontraba un gran dragón blanco, y me atemoricé un poco.
-No tengas miedo, si eres de la familia, te reconocerá.-el duende habló empujándome hacia delante, quedando a unos metros del dragón, el dragón mostró interés, y se acercó a mi, empezandome a oler, después de unos segundos se movió de su lugar, y dejó paso a una gran puerta, que tenía una "H" en el centro, el duende se acercó, y sacó una llave, luego posó su mano y la puerta se abrió, me moví un poco para ver que había, y me encontré con una gran cantidad de oro, torres y torres de oro.
-¡Señor Snape! ¡Venga a ver esto!-le grité al señor Snape para que viera tanta maravilla, tan solo con acercarse un poco hacia donde estaba, el dragón gruño y no lo dejó pasar.
-Los esperaré aquí, toma lo que necesites Selene.-yo asentí, y me metí en la cámara, estaba maravillada, nunca había visto tanto oro, empecé a jugar con el, saltando una y otra vez, hasta que el señor Snape hizo un sonido, haciendo que recordara el porqué de ahí, y empecé a cargar oro en mis bolsas, ahora sí que me encantaba la magia.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Capitulo 1: /Vampire Chronicles: Elizabeth Jones.

Después de haber anotado las preguntas en el pizarrón, y después de que todos las anotaron, el profesor empezó a hablar.

-Bien jóvenes, después de estas preguntas, seguiremos con una pequeña explicación, anoten lo que retengan, puede venir en el examen.-todos los del salón bufaron un poco, y empezó con su platica.-Cuando nuestro estado, Virginia, se unió a la confederación de 1861, hubo tremendas tensiones dentro del estado, los habitantes de la región noroeste opinaban de forma diferente...-después, perdí lo que seguía diciendo, ya que uno de mis compañeros de al lado, llamó mi atención tocando con un dedo mi hombro, volteé para verlo y el habló, era un chico lindo.

-¿Cómo te llamas?-dijo en una especie de susurro, yo le sonreí, y el me devolvió la sonrisa.

-Elizabeth, mucho gusto.-dije también susurrando y estirando la mano.

-Dylan.-estiró su mano y también la recibió.-¿Qué haces en un pueblo así?-él la retiró y yo también.

-Larga historia, después te cuento.-le guiñé un ojo y el sonrió de nuevo, me volteé y traté de seguir prestando atención.

Después de un rato aburrida, volteé hacia donde estaba Stefan, y me di cuenta de que estaba mirando en dirección hacia donde estaba Elena, sonreí un poco, ya que vino a mi mente la imagen de que él la haría muy feliz.

Ante esto, me dediqué a arrancar un pedazo de papel de mi libreta, una vez en mis manos el papel, saqué una pluma y empecé a escribir.

¿Te gusta Elena?

Una vez escrito en el papel, se lo lancé, el al verlo, volteó hacia mi y yo asentí. El sonrió y tomó el papel entre sus manos, empezó a abrirlo, y una vez completamente abierto, volvió a sonreír, sacó una pluma, y empezó a escribir.

¿Así se llama?

Y así siguió el mismo procedimiento que él había hecho conmigo.

Sí, la chica de camisa roja que acaba de recibir un mensaje ;)

Él al ver mi respuesta, se volteó hacia donde estaba y sonrió.

No...no es que me guste, es solo que es muy parecida a otra persona que conozco.

Qué también te gustaba.

Un poco, trajo muchos problemas a mi familia, en especial con mi hermano y mi padre.

Huy...lo lamento, espero Elena no cometa los mismos errores que cometió la chica pasada :D

No te preocupes, eso fue hace demasiado tiempo.

Me entregó el papelito, lo miré, y pareció que dijo algo, solo que no lo escuché.

Una vez terminado el día, mi hermano y yo nos despedimos de Stefan, y me percaté de que Elena miraba, al darme cuenta, preferí alejarme de Stefan junto con Edward.

Me di cuenta de que todos nos habíamos separado, Elena tenía un rumbo diferente al de su casa, que era al que tratábamos de llegar Edward y yo, Stefan en cambio, fue todo lo opuesto a Elena, se dirigió hacia el este.

-¿Te diste cuenta de que Elena no tomó el rumbo hacia su casa?-preguntó mi hermano al momento que pasábamos por un lago.

-Sí, pero prefiero mantenerme lejos de ella lo mejor posible.

-También te miró extraño...¿Eh?

-Sí...-paré de hablar unos segundos al recordarlo.-Se siente un poco feo, tenía la esperanza de llevarme bien con ella.-él al escuchar ésto, me tomó por el hombro y me abrazó.

-Verás EliBeth.-que era el pequeño apodo que me habían puesto mis padres y Edward.-A veces, por más que quieras llevarte bien con la gente, no lo logras, hubieron sucesos que pasaron por sus vidas, y esa es razón puede ser un obstáculo entre una amistad, no te debes de sentir mal.-y dicho esto besó mi cabello al momento que caminábamos al lado de un lago, yo me limité a asentir, y seguimos caminando.

Caminamos un largo tiempo, no sabíamos a dónde nos dirigíamos ni cuando terminaba el lago, hasta llegué a pensar que se repetía el mismo escenario, y se lo hice saber a Edward, que solo rió.

Hasta que por fin, por instinto volteamos hacia la derecha, y nos dimos cuenta de que ahí se encontraba la casa de los Gilbert. En eso, nos encaminamos hacia la puerta de la casa, y pudimos ver que Elena entraba al mismo tiempo que nosotros apenas cruzábamos la calle, volteó a vernos, y cerró la puerta en la cara.

-Viene de mal humor…-opinó Edward, haciendo que me riera.

-Será mejor no molestarla.-le sonreí y asintió. Una vez fuera de la puerta, tocamos, esperamos unos segundos y nos abrió Jenna.

-¡Hola chicos! ¿Qué tal su primer día de escuela?-nos preguntó al momento que subíamos a nuestras habitaciones y dejábamos nuestras bolsas, bajamos, y nos sentamos en la sala.

-Yo estoy cansada.-hablé recostándome en el sillón, de una manera perezosa.

-Yo vengo con mucha energía.-él en cambio, se quedó parado.

-Qué bueno que vengas con esas energías, Ed, ¿me ayudarías a hacer la comida?

-Claro Jenna.-y dicho esto, mientras yo observaba desde la cocina, ellos hacían la comida.

Segundos más tardes, Jeremy entró por la puerta, sin molestarse en saludar, se dirigió a su cuarto, a encerrarse lo que queda del día.

-¿Por qué casi no hablan?-pregunté, pero no recibí respuesta al ver que Jenna estaba muy entretenida haciendo la comida con Edward, era una escena hermosa.

-¿Dijiste algo Eli?-yo al momento no contesté, puesto que no pensé que se refiriera a mi.-¿Elizabeth?

-¿Si Jenna?-pregunté observando por la ventana el paisaje.

-¿Preguntaste algo?-decidí no hacer otra pregunta, puesto que sería aburrido, y una falta de respeto preguntar algo de tipo.

-No…nada Jenna.

-Bueno, ¡La comida ya está lista!-gritó para que escucharan los Gilbert, seguí viendo el paisaje por la ventana, hasta que bajó Jeremy, tomó un plato, se sirvió un poco y volvió a su cuarto.-¿Quieres comer Elizabeth?

-No, gracias Jenna, así está bien.-respondí al instante en que Elena bajaba, y se sentaba en la mesa junto a Edward y Jenna. Volteé un poco para decir una palabra antes.-Provecho.

-Gracias.-dijeron al instante Jenna y Edward, Elena en cambio, solo me miró a ver sarcásticamente, le regresé la mirada, solo que menos frívola.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Cada luna llena: Humana/ Capitulo 2:

Capitulo 2: Marie.
Una vez afuera del hotel, no pensé como podíamos subir hasta el último de los pisos, así que tuve que actuar rápido, y lo primero que vino a mi mente, fue un pequeña mentira, pero antes de poder hablar, ella habló primero.
-Lo siento, mi nombre es Marie, ¿Y el tuyo?
-¿El mío? El mío es Lilith.
-Un nombre extraño, pero me agrada.
-Me colocaron ese nombre porque mis padres imaginaron grandes cosas para mi futuro, y mírame, estoy aquí para el encargo de un tío.-yo reí, pero ella no pareció encontrarle ninguna gracia.
-Puede que ahora no, pero en un futuro no muy lejano te esperen grandes cosas, debe ser así.-yo asentí, tratando de asimilar lo que había dicho.
-Pequeña, tengo que hacer algo para que podamos entrar sin problemas, pero necesito que te tapes completamente.-ella asintió, y se envolvió sola con la cobija, yo, al ver su gesto sonreí, luego la cargué y di un gran salto hacia arriba, la ventana aún seguía abierta, y eso facilitaba las cosas.
-Llegamos Marie.-ella se quitó la cobija de encima y admiró el cuarto, que solo estaba iluminado por la luz de la luna.
-¡Es hermoso!
-Un poco pequeño, mañana me libraré de él.
-¿Te librarás?-preguntó dejando de admirar el cuarto y observándome curiosamente.
-Sí, iré a un pueblo llamado Forks, conseguí una casa ahí.
-¿Puedo quedarme contigo para siempre?-esta pregunta me desconcertó, ya que tarde o temprano tenía que volver a mi mundo.
-¿Para siempre?-ella asintió rápidamente, y yo volví a tardar en contestar.-Bueno, no lo sé.-toqué la parte de mi nuca.-Vengo con unas primas, y nos quedaremos unos meses aquí, no siempre.-ella bajó la cabeza, y asintió.
-Está bien.-su voz se escuchaba quebradiza, en cualquier momento romper.
-Pero lo que estemos aquí puedes quedarte con nosotras.-ella alzó de nuevo su cabeza y sus ojos brillaron con la fina luz de la luna, luego me abrazó cariñosamente y yo se lo regresé.
-¡Muchas gracias!-yo asentí, puesto que no tenía palabras para aquel sentimiento que había sentido.
-Bien, hay unas cobijas en el ropero, tu dormirás en mi cama...-pero antes de terminar ella me interrumpió.
-Duerme conmigo.
-¿Dormir contigo?-ella volvió a asentir animadamente, y yo solamente, a gesto de rendición asentí. Marie festejó.
-¡Vamos! ¡A dormir!-ella se acomodó en la cama y se cobijó rápidamente, yo en cambio, me acerqué a la ventana y la cerré rápidamente, luego me volví hacia la cama y me recosté al lado de Marie.
-Buenas noches Marie.-pero ella no respondió, ya que estaba sumida en sus sueños eternos.
Cuando vi por fin que ella había quedado dormida profundamente, saqué cobijas del ropero, y las acomodé para dormir en el sillón, cobijé bien a Marie y me metí en las cobijas del sillón, cerrando poco a poco los ojos, tratando de conciliar un buen sueño.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Capitulo 1. /Mi dulce ángel negro...Ayame Tamiko.

¿Cómo es que había echo ella? Tan solo era una chica de 17 o 18 años, una extraña chica.
-No soy extraña, soy normal.-habló ella en la case de física. ¿Pero como? ¿Había leido mis pensamientos? Voltee a verla, y ella tenía una sonrisa formada en el rostro.
-¿Cómo supiste...?
-No leo mentes, pero por tu expresión, lo pude adivinar.-y volvió a hacerlo. Volteó un momento hacia mi y habló.-Pon atención a la clase, te podrían sacar de nuevo.-yo le contesté con rudeza.
-A mi, no me vuelven a sacar de clase.-pegué un golpe en la butaca, haciendo que la mayoría del salón saltara y que el profesor, que estaba escribiendo ejercicios al frente, se volteara hacia su grupo, yo simplemente actué como si estuviera escribiendo, luego el profesor se volvió a voltear y siguió anotando.-Te lo dije.-sonreí al igual que ella, a pesar de que fuera extraña, era un poco simpática y atractiva.
-Deja tus pensamientos eróticos para otro momento por favor.-¡¿Qué demonios?!-La expresión facial lo dice todo.
-Si puedes hacer lo que haces...¡Quiero que dejes de entrar en mi mente!-exclamé en voz baja, y ella de nuevo sonrió.
-No.-dijo en tono fantasmagórico.-Haré lo que sea para volverte loco.-e hizo un extraño movimiento con sus dedos, dedos delicados.
La clase pasó con normalidad, a excepción de que en algunas ocasiones Lisa me llamaba la atención (Mi novia), diciendo que no le agradaba que hablara con "La nueva".
Por fin llegó la hora del descanso, y todo el camino hacia la cafetería fui acompañado de Ayame, o mas bien, yo la acompañé a ella.
Le enseñé como pedir la comida, solo que ella la pedía de una manera más suave y respetuosa, haciendo que las señoras que servían sonrieran.
Finalmente, al terminar la gran fila de estudiantes que se encontraban antes que nosotros, buscamos una mesa, y me di cuenta de que mis amigos del equipo de fútbol americano hacían señas para que me sentara junto a ellos, hice una mirada de "¿Qué ago con Ayame?" y ellos hicieron otra mas expresando que la llevara.
-Mira, podemos sentarnos con mis amigos.
-¿Seguro? ¿No crees que sus novias se enojen como Lisa lo hizo contigo?-yo negué con la cabeza e hice un movimiento para que fuéramos con ellos. ¿Lisa? ¿Quién le dijo su nombre? Nos sentamos y empezamos a comer.
Ayame no comía mucho, puesto que la mirada de mis amigos la hacían sentir incómoda, varias veces tuve que llamar la atención de mis amigos, indicándoles la incomodidad, y ellos se reincorporaban, pero una de tantas veces empezaron a hacer preguntas.
-¿Haces deporte?
-Por supuesto que sí.-respondió animada y contenta por la pregunta ella.
-¿Qué deportes practicas?-preguntó otro más.
-Bueno.-dejó su tenedor y empezó a enumerar con sus dedos.-Fútbol soccer, tennis, natación, tiro al arco y voleibol.-todos quedaron impresionados, incluso yo.
-¿Segura que eres una chica?-preguntó otro mas y todos le dieron un codazo, Ayame simplemente rió.
-Claro que soy una chica.
-Esque eres demasiado irreal para serlo.-dijo otro más y de nuevo aparecieron codazos.
Ayame rió una vez mas.
-Lo tomaré como un cumplido.-y guiñó un ojo.
Mis amigos siguieron haciendo preguntas cada vez mas tontas que la tercera, yo me limitaba a escuchar, reír, y corregir.
El momento de descanso había terminado, y la campana de cambio de clase volvió a sonar, nos tocaba deportes, nosotros dejamos nuestras bandejas en la mesa, pero Ayame se levantó, y la fue a entregar personalmente a las señoras que servían el almuerzo, pero me percaté de que Lisa y su grupo de animadoras (Novias de mis amigos) fueron a interrumpir su buena acción.
Empezaron a reclamar todo en cara (Puesto que cada una de ellas hacían un movimiento brusco con sus manos), el lugar quedó deshabitado, y pude escuchar algo que dijo Lisa.
-Nos vemos en deportes, Nueva.-su tono fue de asco y superioridad, y con su grupo de animadoras se retiró de ahí. Ayame dio media vuelta y al llegar conmigo dijo algo.
-Sí, nos vemos en deportes animadora.

jueves, 28 de julio de 2011

Capitulo 3/No todo termina en un Amanecer.

Genial, castigada, sin nada que hacer, está la computadora, pero nada sirve para quitar la aburrición.
Una semana castigada, y quedaban dos, papá sí que había exagerado, y NO tomar sangre animal también estaba en el castigo, así lo puntualizó él: NO tomar sangre animal.
También he recibido varias llamadas de Jacob, cosa que no las contesto a causa de papá, ya que cuando iba a contestar una, me quitó el celular, y me hizo prometer que no contestaría ninguna llamada a no ser que fuera de suma importancia.
Una semana castigada, y quedaban dos.
Decidida, tomé el celular y empecé a escribir un mensaje: "¡Abuelita! ¿Puedes venir por mi? No hay nada que hacer, quedan dos semanas, y siempre veo salir a mi familia por la ventana, pero yo no puedo salir, ni poner un pie fuera, ¡Ayuda!" Después de tener el mensaje escrito, lo envié a Esme, y esperé a que el celular dijera: ''Mensaje enviado''
Después de unos segundos, apareció en la pantallita lo que quería: "Mensaje enviado", dejé mi celular en el escritorio, y me tumbé en mi cama, viendo el cielo-sí, mi techo tiene pintado nubes-, al momento me puse a pensar.
-¿Qué seria de mi vida si fuera nómada?
-No...no pienses eso Kath.
-No lo pienso, solamente me pongo a imaginar un poco...que divertido sería.
-¿Por qué divertido? ¡Una atrocidad! ¡Una verdadera locura!
-Pero no habría nadie que me mandara, nisiquiera esos Vulturi, sería libre, haría mi propio Clan, y viviría junto a Jacob...¡Jacob!
-Ajam...a Jacob no le caen bien los vampiros, y él extraña a su manada.
-Claro que no, Jacob no extraña a su manada.
-Piénsalo, por esa razón lo has visto muy apagado estos días.
-¡Jacob no extraña a su manada! ¡Entiende!
-Claro que sí, ha estado más pálido que moreno.
-No te metas con su tono de piel, es muy bonita.
-Claro, es mas moreno que el chocolate, ¡Oh! Mira el lado bueno, tus hijos no serán negros, pero tampoco pálidos, serán vainilla.-en mi cabeza se escuchó una risa.
-¿Hijos? ¿Quién habló de hijos?
-Piénsalo, dentro de unos años, Jake pedirá que te cases con el, y después...¡Cientos de lobos! Jajajaja.-volvió a reir en mí.
-Dime...¿Por qué haces ésto?
-¿Hacer qué?
-Torturarme.
-Pues bueno, la verdad no tengo nada que hacer, y no me llevas a fuera casi, ha pasado tanto tiempo desde que salimos.
-Una semana desde que no salimos.
-Pues se me han echo eternos estos días, si tu no le dices algo a tu padre, lo aré yo.
-Tu no puedes hacer nada, admítelo.
-Está tu cuerpo, puedo utilizarlo para hacer algo.
-No lo arías, y ya, déjame.-habiendo dicho esto moví mi mano como si tratara de borrar un sueño, y así fue, ella desapareció.
Cerré los ojos un poco, tratando de descansar, pero derrepente sonó el tono de mi celular, me levanté rápido para ver la contestación de mi abuelita.
"Perdona cielo, no podré, Edward me ha pedido que no lo aga, ya que estás de castigo por haberle gritado a Alyssa, lo siento mucho cielo."
Terminé de leerlo y aventé el celular contra la pared con demasiada fuerza, haciendo que se desiciera, me voltee, estaba enojada, todo el mundo estaba contra mi, hasta mi propia mente.
-Yo no estoy en tu contra.-volvió a hablar apareciéndose en frente de mi.
-Claro que sí, ¡Hasta quieres ponerme en contra de Jacob!
-Era solo broma, Kath.
-Claro Elizabeth...lo que digas.
-Olvídalo, estás de amargada Katherine, en la vida no solo es lo que quieras tu, ¿Entiendes?
-¡Ya déjalo!
-Amargada.-y su imagen desapareció.
Inalé mucho aire, y después grité, estaba enojada, enfadada, ya no quería estar aquí, encerrada, sin hacer nada en este cuarto. Después me miré en el espejo, tenía los ojos rojos, por alguna extraña razón, cambiaban con mi estado de humor, cosa que no pasada con ningún otro vampiro.
-¿Pasa algo Katherine?-preguntó una voz a mis espaldas, y pude reconocer que era la de mi madre.
-Nada madre, no pasa nada.-cerré los ojos y puños, no podía desquitar mi furia con ella, era demasiado.